Si andas buscando pueblos bonitos cerca de Ribadesella, prepárate para flipar con una provincia que no se anda con medias tintas. Asturias despliega su alfombra verde entre montañas retadoras y un Cantábrico con ganas de salpicar tu cámara. Aquí te topas con cuevas milenarias que guardan secretos, calas que juegan al escondite con las mareas y carreteras secundarias que son un auténtico festival para los ojos.
Olvídate del rollo postal perfecta: la sidra se escancia sin complejos, la fabada te deja el carnet de dieta temblando y los lugareños hablan con tanta chispa que casi podrías vender entradas. Este rincón del norte tiene más capas de sabor que una tarta de hojaldre, y cada curva de la S-768 o la AS-263 te promete una sorpresa. Coge el móvil, abre la app del coche y prepárate: tu próxima aventura empieza en la tierra de la autenticidad sin guión.
Descubre los pueblos bonitos cerca de Ribadesella con más encanto
Lastres
Lastres se clava en tu retina con sus casas escalonadas que parecen querer devorar el Cantábrico. Uno de los pueblos bonitos cerca de Ribadesella que no debes dejar escapar, este antiguo puerto ballenero desborda encanto con su mirador sobre el horizonte infinito y el Museo del Jurásico, donde las huellas de dinosaurios te ponen la piel de gallina.
Aquí se rodó la serie Doctor Mateo, así que quítate la vergüenza y repite las escenas en sus callejuelas de piedra. Prueba el pulpo a la brasa en las tascas locales: auténtico y sin filtros, como todo lo que huele a mar. Cuando el hambre aprieta, atrévete con una ración de fritos de pescado recién capturado.
Y para poner la guinda, sube al mirador de San Roque: olas rompiendo, salitre en la cara y ese vértigo que te recuerda que, a veces, vale la pena lanzarse al vacío.
Cangas de Onís
Si te mueve la historia con sabor a leyenda, Cangas de Onís es tu billete al Reino de Asturias. A unos 15 km de Ribadesella, su Puente Romano (sí, medieval, del siglo XIII) vigila el río Sella con la solemnidad de los viejos testigos. Uno de esos pueblos bonitos cerca de Ribadesella donde el tiempo se derrama en sidra a chorro libre y soportales de piedra que invitan a cotillear.
Visita la Capilla de Santa Cruz y la cruz original traída por don Pelayo tras la Batalla de Covadonga, que le dio vidilla a la Reconquista. Para la descarga de adrenalina, lánzate al descenso en canoa por el Sella: acción, paisaje de montaña y un splash de frescura.
Y cuando necesites cargar baterías, el cachopo local te eleva a las nubes. Cangas respira historia y buena vida en cada esquina, sin un ápice de postureo.
Covadonga
Covadonga es un pueblo que te recibe con santuarios y mitos para dar y regalar. Allí, en el corazón de los Picos de Europa, se gestó la batalla que puso en pie al Reino de Asturias allá por el 722 d.C., un hito medieval que aún retumba en las paredes de la cueva sagrada.
El Santuario de Covadonga, mixto de basílica neorrománica y cueva litúrgica, es parada obligada antes de subir a los Lagos de Covadonga: Enol y Ercina, espejos de agua donde el azul es un pasaporte directo al asombro. El ascenso a pie por la Senda del Cares es un reto, pero cada mirador te regala un aplauso al corazón.
Para rematar, dale un bocado al queso de bufanda o a la miel local y siente cómo el frío de la montaña se calienta en tu interior. Visitar Covadonga es respirar historia y naturaleza a pecho descubierto.
Colunga
En apenas 10 km hacia el este, Colunga es el epicentro jurásico de Asturias. Su Museo del Jurásico de Asturias (MUJA) te pone frente a réplicas de dinosaurios a tamaño XXL y te enseña huellas con más de 150 millones de años de antigüedad.
Visitar uno de los pueblos bonitos cerca de Ribadesella más singulares tiene su aquel: pégate un paseo por la Playa de La Griega y busca esas marcaciones de saurópodos que aparecen con la bajamar. Además, el núcleo urbano conserva restos medievales —pequeñas fortificaciones rurales y una iglesia con retablo barroco—, testigos de que aquí también hubo realeza rústica.
Antes de marcharte, déjate seducir por una tarta de almendra casera y un chupito de orujo local. Un selfie arqueológico junto al dinosaurio al aire libre será el broche perfecto para presumir ante tus colegas.
Villaviciosa
A unos 30 km hacia el oeste, Villaviciosa se proclama la capital mundial de la sidra. Campos de manzanos y llagares tradicionales conviven con casonas indianas y restos medievales, incluidos torreones que susurran historias de defensa feudal. Pasea por el casco histórico y alucina con la iglesia de Santa María de la Oliva, un compendio de gótico tardío que te hace sentir pequeño.
Luego, lánzate a la ría de Villaviciosa, paraíso de aves migratorias y cuna del arroz caldoso más sabroso de la zona. En la Casa del Marco, un llagar-museo, aprenderás el arte de escanciar y rematarás la visita con una espicha: fiesta local, jarana segura. Villaviciosa te conquista a cucharadas y a trago limpio.
Tazones
Entre acantilados y casas de colores, Tazones destila la esencia del pueblo marinero en cada piedra. A unos 25 km de Ribadesella, vio desembarcar a la infanta María Luisa de Orleáns en 1714, y aún conserva la lonja que respiró esa historia real.
Prueba el bonito del norte aquí, fresco y preparado con devoción, y acompáñalo con conservas artesanas que son un festival de sabores. El mirador de la ermita de San Roque te regala panorámicas de vértigo, y las callejuelas muestran escudos nobiliarios del siglo XVII.
En las tabernas, la sidra dulce hace equipo con la mejor charla local. Tazones enamora sin pedir permiso.
Llanes
Si buscas un plan 360º de costa y caseríos medievales, Llanes te lo pone fácil. A unos 30 km de Ribadesella, la Ruta de los Cubos de la Memoria electriza el malecón con arte contemporáneo, mientras el casco viejo conserva murallas, torreones y soportales de siglos pasados.
Las playas de ensueño están a un salto: Torimbia, San Pedro o Andrín, cada una con su rollo. El Palacio de Gastañaga, joya renacentista, se alza orgulloso entre casas tradicionales. Y en el puerto, los bocartes fritos compiten con el rumor de las redes de pesca. Llanes es buen rollo y arena dorada al mismo tiempo.