Canfranc se encuentra en la provincia de Huesca, un punto de encuentro entre la historia, la naturaleza y la arquitectura en el corazón del Pirineo Aragonés. Conocido por su estación internacional, una maravilla arquitectónica de principios del siglo XX, Canfranc es mucho más que un hito ferroviario; es un portal a paisajes de inigualable belleza y pueblos con un rico legado cultural.
Rodeado de montañas, valles y ríos, este lugar ofrece un sinfín de actividades al aire libre y es un punto de partida excepcional para explorar los encantos ocultos de Huesca.
A continuación te vamos a informar de los pueblos bonitos cerca de Canfranc que merece la pena ser visitados.
Los Pueblos más bonitos de Canfranc
Jaca
A solo 17 kilómetros de Canfranc, Jaca es una ciudad vibrante con una rica historia militar y religiosa. Su catedral, una de las más antiguas del románico español, y la Ciudadela, una impresionante fortaleza pentagonal, son testimonios de su pasado histórico.
Además, Jaca es un centro cultural y de ocio, con museos, bares, restaurantes y un calendario repleto de festividades. La ciudad también es un punto de referencia para los amantes de los deportes de invierno, gracias a su proximidad a varias estaciones de esquí.
Aínsa
Aínsa, a unos 90 kilómetros de Canfranc, es un pueblo medieval que parece sacado de un cuento de hadas. Su plaza mayor, flanqueada por casas con soportales de madera, y el castillo que domina el casco antiguo, son el corazón de este lugar lleno de historia.
Aínsa no solo es patrimonio y belleza, sino también un centro de actividad para los amantes de los deportes al aire libre, con el Parque Nacional de Ordesa y el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara a su alcance.
Si te encantan los pueblos medievales, Aínsa y Jaca son dos pueblos bonitos cerca de Canfranc de obligada visita.
Torla
A unos 70 kilómetros de Canfranc, Torla es la puerta de entrada al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Este pequeño pueblo, con su arquitectura tradicional y sus calles empedradas, ofrece vistas espectaculares de los picos y valles pirenaicos.
Torla es un paraíso para los senderistas, con rutas que recorren algunos de los paisajes más impresionantes de España. Su ambiente tranquilo y la belleza natural que lo rodea hacen de Torla un destino imprescindible.
Broto
A poco más de 50 kilómetros de Canfranc, Broto es un pueblo que destaca por su belleza natural, situado a orillas del río Ara. Puerta de entrada al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, Broto es un punto de partida excelente para explorar cascadas, bosques y cañones. La arquitectura tradicional del pueblo, con su iglesia parroquial y sus antiguas casas, complementa el impresionante entorno natural.
Torla y Broto (además de Ansó), son pueblos bonitos cerca de Canfranc muy recomendados para los amantes de la naturaleza y el senderismo.
Ansó
Ubicado a aproximadamente 50 kilómetros de Canfranc, Ansó es famoso por conservar una de las arquitecturas tradicionales mejor preservadas del Pirineo Aragonés. Sus casas de piedra y madera, junto con sus calles estrechas, transportan al visitante a otra época.
El valle de Ansó, con su imponente naturaleza y parajes idílicos, es un escenario perfecto para el senderismo y la fotografía. La riqueza cultural de Ansó se manifiesta en sus tradiciones, como los ancestrales trajes típicos, que aún se lucen en festividades.
Panticosa
A unos 60 kilómetros de Canfranc, Panticosa es un encantador pueblo de montaña conocido por su balneario y su estación de esquí. Rodeado de altas cumbres, lagos glaciares y fuentes termales, Panticosa ofrece un refugio ideal para los amantes del bienestar y los deportes de nieve.
Su telesilla proporciona acceso a impresionantes vistas de los Pirineos, mientras que sus aguas termales invitan al relax y la recuperación después de un día de aventuras en la montaña.
Explorar los pueblos bonitos cerca de Canfranc es adentrarse en un viaje a través de la historia, la cultura y los paisajes naturales del Pirineo Aragonés. Cada uno de estos pueblos ofrece una ventana a diferentes épocas y estilos de vida, desde la solemnidad de Jaca con su riqueza histórica y oferta cultural, hasta la pureza de la naturaleza en Torla, la puerta al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.