Cantabria tiene algo especial. No es solo su combinación de mar y montaña, ni su gastronomía espectacular, ni siquiera su clima caprichoso (que a veces te regala un sol espléndido y, en cuestión de minutos, te envuelve en una niebla que parece sacada de un cuento de misterio). Es la sensación de que, en cada pueblo, hay una historia esperando a ser descubierta.
Comillas es uno de esos lugares que enamoran al instante. Con su arquitectura modernista, sus playas salvajes y ese aire aristocrático que dejó el paso de los indianos, es una de las joyas de Cantabria. Pero lo mejor de esta zona no es solo la propia Comillas, sino todo lo que la rodea. A pocos kilómetros encontramos pueblos que parecen sacados de una postal, donde la tradición sigue viva y donde cada callejuela tiene algo que contar.
Si estás por aquí y te apetece explorar, te dejamos una lista de los pueblos bonitos cerca de Comillas que nosotros recomendamos, cada uno con su propia esencia.
Pueblos bonitos cerca de Comillas que parecen sacados de un cuento
San Vicente de la Barquera: mar, historia y buen marisco
No importa cuántas veces hayas estado en San Vicente de la Barquera, siempre hay algo nuevo por descubrir. A nosotros nos pasó la última vez: fuimos con la idea de ver su casco histórico y acabamos comiendo unas almejas a la marinera en un bar de puerto que todavía recordamos.
Lo primero que llama la atención al llegar es su castillo medieval, el Castillo del Rey, desde donde se tienen unas vistas espectaculares de la ría y las montañas de los Picos de Europa al fondo. El casco viejo, con sus calles adoquinadas y casas de colores, tiene un encanto especial, y si sigues caminando, llegarás a la Iglesia de Santa María de los Ángeles, una de las más impresionantes de Cantabria.
Pero lo mejor de San Vicente está en su puerto y sus playas. La Playa de Merón es ideal para los amantes del surf, mientras que la Playa de Oyambre, dentro del Parque Natural, es perfecta para un paseo al atardecer. Y si te gusta el marisco, apúntate esto: pulpo a la brasa en El Bodegón. No nos lo agradecerás lo suficiente.
San Vicente de la Barquera es uno de los pueblos bonitos cerca de Comillas de obligada visita.
Santillana del Mar: el pueblo de las tres mentiras… y de los adoquines eternos
Dicen que Santillana del Mar es «la villa de las tres mentiras» porque ni es santa, ni llana, ni tiene mar. Y es verdad. Lo de llana es especialmente discutible si vas con chanclas y te toca caminar por sus empinadas calles adoquinadas. Pero si hay un pueblo que te transporta a otra época, es este.
Aquí todo tiene historia. Desde la impresionante Colegiata de Santa Juliana, que es una obra maestra del románico, hasta sus casas señoriales con balcones de madera y enredaderas trepando por las fachadas. Pasear por aquí es como viajar en el tiempo.
Pero hay algo que muchos turistas pasan por alto: la Cueva de Altamira. Vale, no puedes ver las pinturas originales, pero el Museo de Altamira ofrece una réplica exacta que te deja con la boca abierta. Nosotros entramos sin muchas expectativas y salimos fascinados.
💡 Consejo: Si vienes en verano, haz la visita temprano. A partir del mediodía, las calles se llenan de gente y la magia medieval se diluye un poco entre los turistas con helados.
Cóbreces: un rincón tranquilo con una playa de postal
Cóbreces es de esos pueblos que no aparecen siempre en las listas de «lugares imprescindibles», pero cuando llegas, te preguntas por qué no es más conocido.
Lo primero que llama la atención es la Abadía de Santa María de Viaceli, un edificio imponente con una fachada azul que contrasta con el verde intenso del paisaje cántabro. Luego está la Iglesia de San Pedro Advíncula, que con su llamativo color rojo parece sacada de un cuadro.
Pero lo mejor de Cóbreces no está en sus monumentos, sino en su Playa de Luaña. Pequeña, resguardada y con un ambiente relajado, es perfecta para los que buscan huir del bullicio de las playas más turísticas. Nosotros nos tumbamos en la arena con un libro y, entre el sonido de las olas y la brisa marina, nos costó levantarnos.
💡 Tip de viajero: Si eres de los que disfrutan viendo el mar mientras toman un café, pásate por El Pajar de Somavilla. Es una joya escondida.
Cabezón de la Sal: secuoyas gigantes y sabor a tradición
Lo admitimos: la primera vez que oímos hablar de Cabezón de la Sal, no nos sonaba de nada. Pero cuando nos dijeron que aquí había secuoyas gigantes, no lo dudamos.
El Bosque de Secuoyas de Cabezón es una rareza en España. Caminas entre árboles de más de 30 metros de altura y sientes que estás en otra parte del mundo. La luz filtrándose entre los troncos crea un ambiente mágico, perfecto para un paseo sin prisas.
Pero Cabezón no es solo naturaleza. Si vienes en la época adecuada, no te pierdas la feria de la alubia y la hortaliza, donde puedes probar lo mejor de la gastronomía cántabra. Y si te gusta la historia, el Museo del Traje Regional es una sorpresa interesante.
Cabezón de la Sal es uno de los pueblos bonitos cerca de Comillas que merece la pena visitar para hacerse fotos en sus lugares únicos.
💡 Consejo de foodie: Si te gusta la carne, busca un sitio donde sirvan cocido montañés. No te arrepentirás.
Labarces: el lugar perfecto para perderse en la naturaleza
Si lo tuyo es la tranquilidad absoluta, Labarces te va a enamorar. Este pueblo es pequeño, pero su entorno es de los más bonitos de Cantabria.
Las rutas de senderismo aquí son impresionantes. Nosotros cogimos un camino sin rumbo fijo y terminamos en un mirador con vistas espectaculares a los valles cántabros. Solo se oían los pájaros y el viento moviendo los árboles.
La Iglesia de San Juan Bautista es el punto más representativo del pueblo, pero lo mejor de Labarces es simplemente pasear y respirar aire puro.
💡 Si buscas desconectar, este es tu sitio. No hay mucho que hacer… y eso es precisamente lo mejor.