Pueblos bonitos cerca de Finisterre

Los pueblos bonitos cerca de Finisterre con encanto que no debes perderte

Cuando pensamos en Finisterre, nos viene a la mente esa imagen icónica del faro enfrentándose al Atlántico. Pero más allá de este rincón mítico, la costa de A Coruña esconde algunos de los pueblos con más encanto de Galicia. Pequeñas villas marineras con puerto, aldeas de interior rodeadas de bosques y cascadas espectaculares que parecen sacadas de otro planeta.

Galicia es una tierra de leyendas, de mar brava y de rincones donde el tiempo se detiene. Si tienes pensado explorar la zona, aquí te dejamos los pueblos más bonitos cerca de Finisterre, cada uno con su propia magia.

A continuación, te dejamos una lista de los pueblos bonitos cerca de Finisterre que no te puedes perder.

Conoce los pueblos bonitos cerca de Finisterre perfectos para perderte un fin de semana

Ézaro: una cascada que cae directamente al mar

Si hay un lugar que no puedes perderte, es Ézaro. Este pequeño núcleo, que pertenece a Dumbría, es famoso por su Cascada del Ézaro, la única en Europa donde un río, el Xallas, desemboca directamente en el mar.

Nosotros la visitamos al atardecer y os aseguramos que la luz dorada reflejándose en el agua es un espectáculo impresionante. Si tienes la suerte de ir un día en que la iluminación nocturna está activada, la experiencia es aún más mágica.

Subir hasta el Mirador de Ézaro es otro imprescindible. Desde allí, las vistas a la desembocadura del Xallas y la costa gallega son brutales. Además, en los alrededores hay senderos que atraviesan bosques y pequeños riachuelos, ideales para desconectar de todo.

Lo mejor de Ézaro es que, aunque se ha hecho famoso, sigue siendo un lugar tranquilo. Perfecto para perderse unas horas y dejarse llevar por el sonido del agua.

Muros: tradición marinera y calles empedradas

Muros es uno de esos pueblos bonitos cerca de Finisterre donde sientes la historia en cada esquina. Su casco antiguo es una joya: casas de piedra, soportales de madera y callejuelas estrechas que desembocan en el puerto.

Nos encantó pasear por el puerto al atardecer, cuando los barcos vuelven de faenar y los marineros descargan el pescado. La vida aquí gira en torno al mar, y eso se nota en su gastronomía. Si te gusta el marisco, tienes que probar las navajas a la plancha o un buen plato de pulpo en alguno de los restaurantes frente al puerto.

Entre los imprescindibles están la Iglesia de San Pedro, la Iglesia del Carmen y, si te gusta la naturaleza, la Playa de San Francisco, a solo unos minutos en coche. Muros tiene ese ambiente auténtico que cada vez es más difícil encontrar en la costa.

Vimianzo: un castillo de película y restos prehistóricos

Pocas cosas nos gustan más que los castillos medievales, y el de Vimianzo es uno de los más impresionantes de Galicia. Este castillo del siglo XIII está perfectamente conservado y es uno de los pocos en los que puedes entrar gratis. En su interior hay exposiciones sobre artesanía gallega, como encaje de bolillos y cestería tradicional.

Pero Vimianzo no es solo su castillo. Si te interesa la prehistoria, en los alrededores está el Dolmen de Pedra Cuberta, uno de los mejor conservados de Galicia. Cuando estuvimos allí, nos sorprendió lo poco conocido que es. Apenas había turistas, así que pudimos explorarlo con total tranquilidad.

El pueblo en sí es pequeño, pero tiene algunas casas de piedra preciosas y un par de bares donde tomarte un buen café o una caña antes de seguir explorando la zona.

Laxe: playas salvajes y un rincón único en el mundo

Laxe es uno de esos lugares que combinan playas espectaculares y un casco histórico con sabor marinero. Su Playa de Laxe, de arena fina y aguas cristalinas, es perfecta para un día de relax. Pero lo que realmente hace especial a este pueblo es la Playa de los Cristales.

Este rincón único se ha formado con pequeños fragmentos de vidrio que el mar ha ido puliendo con el tiempo, convirtiéndolos en piedras de colores. Es un sitio curioso, pero lo más impresionante de Laxe es su faro, desde donde se pueden ver algunos de los mejores atardeceres de la Costa da Morte.

Nosotros llegamos sin saber muy bien qué esperar y acabamos enamorados del ambiente tranquilo y auténtico de Laxe. Si buscas un sitio donde desconectar y disfrutar del mar, este es tu sitio.

Vimianzo y Laxe son dos pueblos bonitos cerca de Finisterre altamente recomendados ya que os haréis unas fotos espectaculares.

Ordes: un interior con encanto y tradición gallega

No todo en esta zona es costa. Ordes es un pueblo del interior que mantiene vivas muchas de las tradiciones gallegas. Si te gusta la cultura local, intenta visitarlo durante su Feira de Ordes, una feria donde puedes ver danzas tradicionales, música gallega y probar productos típicos como la empanada o los quesos artesanales.

El casco antiguo de Ordes es pequeño pero encantador, con casas de piedra y callejones que parecen salidos de otra época. También puedes visitar la Iglesia de Santa María de Ordes, que tiene una arquitectura sencilla pero muy bonita.

Los alrededores del pueblo son perfectos para hacer senderismo, con rutas que atraviesan bosques frondosos y pequeñas aldeas. No es el pueblo más turístico, pero precisamente por eso tiene un encanto especial.

Caldas de Reis: aguas termales y naturaleza

Terminamos con otro de los pueblos bonitos cerca de Finisterre que merece la pena ver como es Caldas de Reis, un pueblo famoso por sus aguas termales y su ambiente tranquilo. Desde tiempos romanos, se han utilizado sus fuentes de agua caliente con propiedades curativas, y todavía hoy puedes sumergir los pies en la Fuente de las Burgas, que tiene agua a unos 40°C.

Nosotros lo visitamos en pleno invierno y, después de un día de caminata, meter los pies en el agua caliente fue un placer. Además, el pueblo tiene otros rincones interesantes, como la Iglesia de Santo Tomás Becket y la Carballeira de Caldas de Reis, un precioso parque lleno de robles centenarios.

Si haces el Camino de Santiago, este pueblo es una parada clásica antes de llegar a Padrón. Si no, también merece la pena hacer una escapada solo para disfrutar de su ambiente relajado.