Pueblos bonitos cerca de Roncesvalles

Pueblos bonitos cerca de Roncesvalles que debes visitar

Roncesvalles es el punto de partida de muchos peregrinos, pero también un lugar rodeado de pueblos con mucho carácter. Cada uno tiene su historia, su manera de vivir y su encanto particular. No hace falta ir con prisas, lo mejor es perderse por sus calles, hablar con la gente y, por supuesto, probar su comida.

Aquí van algunos de los pueblos bonitos cerca de Roncesvalles que no puedes perderte.

Escápate a los pueblos bonitos cerca de Roncesvalles que no conocías

Ochagavía, un rincón de postal

Si buscas un pueblo que parezca sacado de una película medieval, Ochagavía es ese lugar. Calles empedradas, casonas con tejados de pizarra y un puente de piedra que cruza el río Anduña, todo con un fondo de montañas verdes. Es el típico sitio donde apetece pasear sin rumbo.

La Iglesia de San Juan Bautista impone con su torre, pero lo mejor está fuera del pueblo. Desde aquí se llega a la Selva de Irati, un bosque inmenso donde el otoño pinta los árboles de mil colores. Si te gusta el senderismo, este es tu paraíso. Y si te entra hambre después de caminar, nada mejor que un buen plato de cordero al chilindrón o unas migas bien hechas.

Elizondo, el alma del valle de Baztán

Elizondo no es solo bonito, también tiene historia. Su casco antiguo está lleno de casas señoriales con balcones de madera y puertas enormes. El río Bidasoa lo atraviesa y lo hace aún más pintoresco. Lo mejor es dejarse llevar, pasear sin mirar el reloj y fijarse en los pequeños detalles.

Si te suena el nombre, es porque aquí transcurre la trilogía del Baztán de Dolores Redondo. Y aunque el pueblo haya ganado fama por los libros, sigue siendo auténtico. Hay rutas para caminar entre bosques y cascadas, y la gastronomía es de las que no fallan: queso Idiazábal y txantxigorris, un dulce con azúcar y canela que no puedes dejar pasar.

Elizondo es uno de los pueblos bonitos cerca de Roncesvalles que merece mucho la pena visitar y pasar un día.

Pamplona, más allá de los encierros

Vale, no es un pueblo, pero si pasas cerca, Pamplona merece una visita. La gente la asocia con San Fermín, pero hay mucho más. Su casco antiguo tiene rincones con historia, como la Catedral de Santa María la Real o la Plaza del Castillo, donde siempre hay ambiente.

Si te gusta comer, aquí no te vas a aburrir. En la calle Estafeta y alrededores hay bares donde sirven pintxos que son auténticas obras de arte. Y si necesitas un descanso después de tanto comer, el Parque de la Taconera es un buen lugar para sentarse un rato y ver la vida pasar.

Amaiur, historia en cada piedra

Amaiur es un pueblo pequeño, pero con un pasado enorme. Aquí resistieron los últimos defensores del Reino de Navarra antes de que fuera absorbido por Castilla en el siglo XVI. Las ruinas del castillo en la cima de la colina siguen allí, con vistas impresionantes del valle de Baztán.

Las calles están llenas de casonas antiguas, muchas con escudos en la fachada. La iglesia de San Juan Bautista es otro de sus puntos interesantes. Antes de irte, pásate por la panadería local y prueba un talo con queso y chistorra, no te vas a arrepentir.

Etxalar, tradición y tranquilidad

Etxalar es de esos pueblos bonitos cerca de Roncesvalles donde parece que el tiempo va más lento. Es conocido por su forma tradicional de cazar palomas con redes, una práctica que lleva siglos haciéndose. Pero incluso si la caza no te interesa, el pueblo vale la pena.

Las casas son blancas con tejados de teja roja, y el cementerio tiene estelas vascas con inscripciones antiguas. Desde aquí salen rutas de senderismo con vistas espectaculares. Y cuando vuelvas de caminar, pide un plato de marmitako, un guiso de bonito que aquí saben hacer como en ningún otro sitio.